Como me enseño mi padre, les mire a los ojos, y sendos, con
miradas cuasi lascivas me miraron fijamente, su ambición solo era
superada por la inmoralidad que podía discernir en aquella mirada, yo
les rete, yo no aparte mi mirada… Yo, imbécil e incrédula quise gritar,
pero no emití sonido alguno, quise correr pero mis los músculos no
reaccionaban.
Ahora solo me queda llorar por la fragancia del recuerdo, en sus ínfimos aspectos y por el desacato de aquellas bestias, por la virtud desposeída. Ahora solo me queda saltar, dar un paso hacia mi redención, encomendarme al aire y llegar a constelación.
Hasta mañana.
-Salté-
Ahora solo me queda llorar por la fragancia del recuerdo, en sus ínfimos aspectos y por el desacato de aquellas bestias, por la virtud desposeída. Ahora solo me queda saltar, dar un paso hacia mi redención, encomendarme al aire y llegar a constelación.
Hasta mañana.
-Salté-