martes, 24 de septiembre de 2013

Inviernos de fuego azul.

La lluvia sonaba, golpeaba el cemento
Los edificios, campos de ceniza desvanecida
El rocío cantaba, grisácea imagen de vida
Inviernos fríos, y más frio el sentimiento

Y la tormenta como vestido
Rayos amarillos
Llantos y sollozos
Por la muerte del ser querido
Rojos ríos a brocha
Y verdes antorchas
Iluminaban nuestro camino
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lo siento, demasiados errores sobre mi.


       El picaporte giró lentamente, la puerta se deslizo sobre el viejo suelo chirriando, unos atenuados pasos dejaban una estela de polvo a su paso un hombre vagó por la decrépita casa hasta la entrada hacía el sótano. En la puerta se hallaba una nota, en ella con pulcra ortografía ponía:

Lo siento, nunca asumí mis responsabilidades.


     El pestillo de la puerta estaba echado por dentro y con una patada la puerta se fue abajo formando un terrible estruendo, allí en ese instante frente a la atónita mirada de un hombre, se encontraba él, un despojo de carne y huesos. Una mirada perdida que reflejaba drama, el cuello estaba roto y anudado al travesaño superior mediante a una soga. El cuerpo inerte se encontraba suspendido en el aire, pudriéndose. Gusanos salían de su piel y lo devoraban con saña varias moscas lo rodeaban y el hedor típico de un cadáver impregnaba el aire.

     Pero solo era un borracho, rectifico; un borracho y un cobarde. Que le jodan pensé, di media vuelta, cogí la botella de Jack Daniel's frente a la maquina de escribir, encendí un cigarro y me fui.